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Descubre estas 5 calas escondidas en Formentera. ¡Un paraíso de tranquilidad!

Desconectar para volver a conectar. En muchas ocasiones nos vemos arrastrados por el frenesí de nuestro día a día, de un trabajo estresante o de una rutina tediosa. Es en ese momento cuando tomamos la decisión de parar la máquina, de hacer un alto en el camino. 

Probablemente a muchos nos venga a la cabeza una imagen con playas paradisíacas, naturaleza, una hermosa habitación con vistas al mar y el sonido de las olas rompiendo en la arena. Si es así, vuestra próxima escapada está en Formentera.

Y como sabemos que, en ocasiones, vamos en busca de un destino donde hacer del descanso y la paz nuestra bandera, hoy queremos enseñaros alguna de las mejores calas –y menos conocidas- de nuestra isla favorita.

Descubre estas 5 calas escondidas en Formentera y que son un tesoro

Es Molí Marroig, un pequeño capricho de la naturaleza

Lo confesamos, estamos rendidos ante los encantos de esta zona de calas. Molí Marroig es un pedacito de paraíso, escondido a simple vista de las grandes masas, pero no por ello menos hermoso. Es, sin duda, ese rincón de la isla que estabais buscando para desconectar; ese donde apenas vais a escuchar más que el sonido del mar. 

Está situada al norte de la isla, entre la playa de Ses Illetes y la de Es Caval de’n Borrás y pese a ser una de las zonas costeras más visitadas de la isla, su orografía rocosa hace que sea una zona con muy poca afluencia de gente. 

Eso sí, es una estampa inigualable con su pasarela de madera que se adentra en el mar como si de un embarcadero se tratase y sus aguas cristalinas para disfrutar de un relajado baño en la mejor compañía. Si sois de los que no necesitáis pisar la arena para disfrutar de las bondades de la costa, esta cala es vuestro pequeño capricho de vacaciones.

Para llegar hasta aquí debemos tomar rumbo Illetes y una vez allí, caminar apenas un kilómetro hasta el restaurante Es Molí de Sal, que se encuentra justo al lado de nuestra cala escondida en Formentera.

Cala en Baster, naturaleza en estado puro

Igual que sucede con Molí Marroig, Cala en Baster también cuenta con ausencia de arena y está lejos de ser una playa con mucha afluencia. En su defecto, las vistas y la paz que desprende esta playa balear hacen que nos olvidemos del reloj.

Pero, lo que hace diferente a esta bahía no es solo que carezca de arena. Su fisionomía rocosa y su situación geográfica han conferido a Cala en Baster un carácter salvaje, natural, que casi pareciese que nunca haya sido explorada por el hombre. Amén de sus imponentes paredes de acantilados y una multitud de cuevas que la acción de viento y mar han ido moldeando a lo largo del tiempo y donde antaño se guardaban las barcas de los pescadores locales.

Es un lugar perfecto para la práctica de actividades como el snorkel o, simplemente, sentarte a disfrutar de este refugio natural. 

Acceder a Cala en Baster es más sencillo de lo que pudiera parecer. Debemos acercarnos al pueblo de San Ferran de Ses Roques y de ahí, a la costa de Tramuntana, en la parte norte central de la isla. Nuestra playa se encuentra al final de ese camino, que deberemos recorrer hasta aparcar en lo alto de un acantilado.

Si no nos creéis, os animamos a que veáis imágenes de esta cala. Prometemos que no os va a decepcionar.

Es Ram, un secreto bien guardado

En un recopilatorio de las mejores calas de Formentera, Es Ram no podía faltar. Nos movemos ahora hacia el sur de la isla, entre las playas de La Mola y Migjorn y aquí sí vamos a subir un poco el nivel de dificultad de acceso. 

Pero difícil nunca fue imposible, sobre todo si la recompensa es una postal que te deja sin aliento, porque esta cala es el secreto mejor guardado de los formenteranos.

Para llegar, una vez ubicados en Migjorn, abandonamos nuestro transporte y ponemos rumbo hacia Caló des Morts hasta dar con Es Ram. La reconoceréis rápidamente por su característica orografía. A nuestros pies, altos acantilados y formaciones rocosas que dan paso a un pequeño oasis de paz, arenas blancas y aguas turquesas al que accederemos por unas escaleras de piedra.

Prometemos que este pequeño sacrificio vale la pena. En Caló D’Es Ram la palabra ‘estrés’, no existe.

Es Cupinar, el placer de las pequeñas cosas

Dejamos atrás los paisajes más rocosos y escarpados y, sin movernos de la zona de Migjorn, ponemos rumbo hacia la Cala d’Es Cupinar, otro remanso de paz donde disfrutar de unas tranquilas vacaciones en Formentera.

Pese a tener más afluencia de visitantes que las hasta ahora mencionadas, tampoco es una de las zonas donde encontraremos aglomeraciones de gente. ¿Sus vistas? Mar en calma para tomar un relajante baño; arena blanca, perfecta para recorrer su silueta con un agradable paseo y una visión donde el horizonte se funde con el turquesa de la isla.

Como decíamos, su acceso es más sencillo. Es la última playa del Migjorn y podremos llegar hasta ella paseando desde la playa de Es Arenals o, en su defecto, por carretera hacia Es Caló y aparcando nuestro vehículo en el parking más cercano.

Claro está, como sabemos que una buena jornada de playa siempre abre el apetito, podéis acercaros también al kiosko Bartolo, un clásico entre los clásicos de la isla. Situado justo encima de la arena y a pocos metros del mar, tendréis la oportunidad de degustar una porción de comida típica pitiusa, ¡un lujazo!

Estany d’Es Peix, el falso lago de la isla

Sin duda, uno de los sitios que debéis visitar en Formentera es la zona de La Savina. Además de ser uno de los núcleos urbanos, aquí se encuentra el puerto que conecta Formentera con Ibiza. 

Sin embargo, incluso en un lugar tan frecuentado por viajeros y locales, también se puede huir de las aglomeraciones para disfrutar de una jornada de playa, sol y calma. 

El Estany d’Es Peix no es una playa, ni una cala, ni un lago y al mismo tiempo, lo es todo. Esta barrera litoral de unos 3’5 kilómetros de longitud bebe de las aguas del mediterráneo a través de un pequeño acceso al mar, formando una suerte de lago de aguas mansas y con apenas 3 metros de profundidad.

Y sí, a lo largo de su delineado también encontraréis zonas de arcilla, de arena blanca y zonas de pequeñas calas rocosas donde tener más intimidad y poder desconectar. Es el lugar idílico para disfrutar con los niños, pareja o incluso en soledad, con unas vistas a un entorno típicamente marinero lleno de barquitas fondeadas y la brisa del aire isleño.

Después de hacer un repaso por algunas de las calas que más nos inspiran no podemos pensar en otra cosa que no sea cerrar el círculo con un alojamiento que aúne confort y una buena ubicación. ¿Quizás con vistas al mar o en uno de los encantadores pueblos costeros? Y es que, en Formentera Break conocemos la isla a la perfección y queremos que en vuestra escapada no falte ni un solo detalle para que nos volvamos a ver ¡año tras año!

 

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