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Érase una vez: las historias del equipo Formentera break

Que Formentera Break me ha cambiado la vida es un hecho. Parecía casi cosa del destino que yo acabase en la isla de Formentera, cuando casi ni sabía de su existencia. Una decisión que, si bien al principio me inspiraba respeto, a día de hoy no puedo estar más contenta de haber hecho realidad.

Y es que, a día de hoy, Formentera Break ya forma parte de mi ADN, así como yo formo parte del propio alma de la empresa.

Estos años trabajando con un equipo excepcional, recibiéndoos a vuestra llegada a la isla, acompañándoos en vuestras vacaciones soñadas… Porque sí, vosotros, los que os leéis, los que venís a visitar la isla con nosotros, también sois parte de esto y nos encanta ver que, año tras año, seguís confiando en nosotros y eligiéndonos como compañeros de vuestro viaje.

La mayoría de vosotros ya conocéis nuestra forma de trabajo, nuestro asesoramiento, nuestros alojamientos, etc. Pero ahora llega el turno que nos conozcáis un poco más a nosotros, a los rostros que veis tras los mostradores de la oficina, las voces de con quienes habláis para reservar el alojamiento o las manos que tramitan vuestra reserva. Hoy, nos abrimos un poquito a vosotros.

Mi nombre es Grazia Pistone, agente de viajes de Formentera Break y ha llegado el momento de que os cuente mi historia con Formentera Break.

Soy italiana y formo parte del equipo de Formentera Break desde 2017. Trabajo principalmente en la oficina receptiva, donde os recibimos y damos la bienvenida a nuestro pequeño paraíso.

Mi llegada a la isla fue más bien por casualidad – o destino, para los que crean en él.

Nunca me había planteado mudarme aquí, podríamos decir que apenas sabía dónde se ubicaba en el mapa. Desde que me había mudado a España, en 2014, me había dejado llevar por las circunstancias y mis decisiones siempre me habían parecido tan naturales que no hacía falta hacerse muchas preguntas. Lo gracioso es que siempre hago una lista de pros y contras cuando tengo que decidir algo, aunque al final siempre gana mi yo más impulsivo.

Esta vez pasó lo mismo: un contrato de trabajo a punto de terminar, buscas un cambio en tu vida, encuentras una oferta que llama tu atención y decides que sí, ¡esta va a ser la siguiente aventura!

Poco sabía de Formentera, pero nada más llegar descubrí esa forma tan suya que tiene la isla de recibirte y cautivarte.

Aún recuerdo el primer recorrido por la isla, con esos nuevos compañeros con los que luego compartiría tantas horas y tantas vivencias: mi primera FlowerPower, mi primer cumpleaños en la isla, mi primera puesta de sol en Formentera…

La primera parada que hicimos fue en Es Caló des Mort, ¡inútil decir que me dejó impresionada! Pocas veces había visto ese azul tan impresionante, y el entorno natural en el que se encuentra esa pequeña calita no es para menos. Conocimos Es Caló y probamos la famosa paella de Can Rafalet, el primer día no podía ser mejor.

Luego, poco a poco, fue el turno de conocer los propietarios y todos nuestros alojamientos, explorar la isla, probar platos típicos, buscar rincones… Sí, ese rinconcito en el que te sientes en paz, al que acudir cuando estás triste, cansado, o incluso feliz, para disfrutarlo aún más.

Es Caló des Mort, uno de los primeros sitios de los que me enamoré en Formentera

Más allá de las recomendaciones típicas, de qué restaurante probar o qué playa visitar, eso es lo que intento trasmitir a la gente que llega a la isla por primera vez: que descubran de verdad Formentera, perdiéndose por sus caminos de tierra, sus playas, sus calitas. Que busquen su restaurante favorito, su rincón mágico, su lugar para el atardecer, su momento de paz. ¡Hay mucho más que un par de fotos “instagrameables” para disfrutar!

Han sido y son muchas las razones por las que sigo con Formentera Break. En nuestras oficinas siempre se respira buen ambiente, complicidad, compañerismo, el hecho de ser un equipo joven y que sabe y quiere aprender unos de otros lo facilita. Por supuesto que todos podemos tener un mal día, ¡no os voy a mentir y contar que todo es de color rosa! Pero cuando eso pasa, los demás nos apoyamos, y eso es una de nuestras fortalezas, porque nuestros clientes también lo notan.

En mis cinco años aquí he conocido a muchos clientes y a varios de ellos les he visto repetir su experiencia con nosotros y confiarnos sus vacaciones año tras año, tanto que se han convertido casi en amigos. Ellos son los que te dan la certeza de que sí, lo estás haciendo bien. Porque ya no se trata de una simple mediación a la hora de reservar unas vacaciones, sino de acabar sabiendo lo que cada uno de ellos prefiere o necesita, aconsejarles, explicarles porque es mejor una opción u otra.

Y es precisamente ese viaje, el que a nosotros más nos encanta.

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