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Érase una vez: las historias del equipo Formentera break

Como ya sabéis, esta empresa, Formentera Break, lleva un claim por bandera: especialistas en Formentera. Y no lo decimos en vano. Llevamos una larga trayectoria recorrida en esta isla y, concretamente, buscándonos un hueco en el sector de los alojamientos turísticos.

Para ello, una de nuestras puntas de lanza es la voluntad de enseñaros la isla como si fuésemos nosotros mismos. Queremos que conozcáis todo de ella para poder exprimirla al máximo: planes imprescindibles, eventos, conciertos, donde es mejor alojarse, etc.

Pero, además de ser una empresa, somos una pequeña familia que ha levantado un proyecto desde cero, con mucha ilusión, y que ha hecho de ella su segunda casa. En ese sentido, queremos que nos sigáis conociendo a nosotros un poquito más; a quienes estamos detrás de las pantallas y oficinas de recepción.

Mi nombre es Consuelo Marras, agente de viajes y reservas de Formentera Break y ha llegado mi turno para contaros mi viaje con Formentera Break.

“Empecé a trabajar con Formentera Break en el año 2016, tan solo un mes después de mudarme desde Cerdeña (Italia), donde vivía, a Barcelona. En un principio entré bajo el cargo de telefonista, con un contrato de 4 horas y con el cometido de hacer las veces de contacto con las agencias de viaje italianas para cerrar acuerdos y colaboraciones con ellas. El volumen de trabajo era cada vez mayor y, algo debí hacer bien porque, dos semanas después, ¡pasé de estar 4 a 8 horas!

Lo cierto es que estaba encantada, me estaba adaptando a las mil maravillas al equipo de trabajo y a mis cometidos como agente de viajes y en atención al cliente. Fue como si ese trabajo me hubiese estado esperando todo ese tiempo de atrás con los brazos abiertos.

Y si con mi labor estaba cómoda, ¡qué decir de mis compañeros! Fue muy sencillo adaptarme a ellos; un equipo joven, con las ideas claras y, sobre todo, formado por personas en mayúsculas, gente con valores y unos ideales empresariales y personales muy claros.

En mi primera etapa en Formentera Break, debo confesar que jamás había pisado la isla balear. Eso sí, las descripciones, fotos, anécdotas que me relataban mis compañeros me hacían parecer que ya la conocía desde siempre. Ya sabía dónde comer, cuáles eran las mejores playas, las calas más bonitas, los famosos faros y sus atardeceres. Vamos, ¡todo un tour virtual!

Y casi como si los astros se hubiesen alineado, mi primera visita a la isla coincidió con mi 30 cumpleaños. En ese momento pensé, ‘creo que, en este momento, no podría imaginar mejor manera de celebrarlos’.

Como buena isleña –ya os he dicho que soy originaria de Cerdeña- echaba un poco en falta ese aura tan especial que rodea a una isla. Sí, Barcelona es muy bonita, tiene playas y lugares preciosos, pero necesitaba respirar ese aire característico isleño. Además, siempre me habían descrito Formentera como un lugar parecido a mi hogar, de aguas cristalinas y playas de arena blanca. No veía la hora de descubrir todo aquello que llevaba viendo de manera virtual los últimos meses.

Mi primera toma de contacto con la isla fue una visita a nuestra oficina del Puerto de la Savina, donde estaba el equipo residente en la isla. No solo fue una visita muy esperada, con una recepción maravillosa, sino que ¡me estaban esperando con detallitos para mi cumple! Fue toda una sorpresa…

A partir de ese instante, mi estancia en la isla fue como arrancar una pequeña aventura que, irremediablemente, conseguiría que acabase enamorada de Formentera. Comidas en maravillosos restaurantes frente al mar, una gastronomía de sabores diferentes y sorprendentes, descubrir sus pueblos…

Pero, sin duda, si me tengo que quedar con uno de los mejores recuerdos de ese primer viaje a Formentera, fue descubrir a golpe de paseo Es Pujols. Sus encantadoras calles, sus tiendecitas, sus terrazas… y su playa, ¡ay su playa! Un ambiente tan agradable que casi me teletransportó a casa. Paseé y paseé por toda su costa y, cuanto más andaba, más colores descubría.

Azules, verdes, blancos, naranjas.

Un sueño al que todavía regreso una y otra vez.

Continuará…

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